Educación convoca al Premio Iberoamericano de Educación en Derechos Humanos

Convocatoria: Premio Iberoaméricano de Educación en Derechos Humanos - OEI Ver convocatoria
 
La Paz, 27-08-2015 (UNICOM).El Ministerio de Educación del Estado Plurinacional de Bolivia  y la Organización de Estados Iberoamericanos - OEI en Bolivia, con el Instituto Iberoamericano de Educación en Derechos Humanos (IDEDH), lanzaron este jueves la primera convocatoria al Premio Iberoamericano de Educación en Derechos Humanos “Oscar Arnulfo Romero” 2015, dirigido a unidades educativas fiscales, privadas y de convenio.
 
El objetivo del galardón es el de generar un espacio de concientización entre los estudiantes acerca de los derechos humanos que se practican en diferentes escenarios de sus unidades educativas; asimismo, reconocer el trabajo de las unidades educativas que trabajan en la defensa y promoción de los derechos humanos y son ejemplo en su aplicación.
 
“Estamos lanzando aquí en Bolivia este programa  que es base de la acción de la OEI que son los derechos humanos que se implementan a través de la educación en derechos humanos y que más que asignatura educativa a traviesa transversalmente todas las actividades en educación”, expresó Paulo Speller, Secretario General de la Organización de Estados Iberoamericanos, quien además destacó que Bolivia es un país que está demostrando que la educación es una prioridad para el Estado.
 
El ministro de Educación, Roberto Aguilar, por su lado manifestó, “hoy nos reúne (con la OIE) la posibilidad de brindar un espacio de participación a nuestras niñas, niños, nuestros jóvenes y señoritas estudiantes en un contexto que va a ser considerado algo muy motivador pero que además va a generar la producción intelectual y el espacio reflexivo sobre algo tan importante como son los derechos humanos”.
 
La autoridad educativa subrayó que este concurso permitirá al estudiante hacer una mirada crítica y evaluar la situación en derechos humanos dentro su unidad educativa y la actitud en torno al tema del ejercicio de los mismos y sobre esta base, el de generar un trabajo que sintetice y muestre esa mirada y análisis que pueda tener.
 
El concurso tendrá dos fases: en la primera fase nacional, el estudiante ganador de una unidad educativa será distinguido con un diploma acreditado y representará a Bolivia en el Seminario Internacional sobre Educación en Derechos Humanos que se celebrará en Lima, Perú,  en diciembre de 2015.
 
Es en esta segunda fase que los trabajos seleccionados en cada uno de los países de la región serán evaluados por el Consejo Asesor de Educación en Derechos Humanos  de la OEI, presidido por el Secretario General de la OEI.
 
El ganador a nivel Iberoamericano recibirá un premio consistente en la entrega de un diploma acreditado así como un cheque por el valor de 20 mil dólares, monto que, necesariamente, debe ser reinvertido en el programa destacado.
 
Las unidades educativas participantes deben ser integradas con las siguientes líneas de acción: Programas a favor de la convivencia en la escuela, comunidad y/o sociedad; en favor de la paz; a favor de la libertad de pensamiento; programas para erradicar la discriminación y programas de sensibilización y conocimiento de los Derechos Humanos.
 
La admisión de trabajos será, en formato audiovisual con una producción de cinco minutos y la presentación de un resumen ejecutivo, del 1 al 30 de septiembre de 2015. Las propuestas podrán presentarse mediante el formulario que se encuentra en el portal del Ministerio de Educación: http://www.minedu.gob.bo
 
Antecedentes
Este premio se inspira en el concepto manejado por el Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo Mártir de El Salvador, sobre la educación para la participación política, en una época crítica en su país, cuando proponía que se debe capacitar y educar a los niños y a los jóvenes a analizar la realidad de su país, y que se los prepare para ser agentes de transformaciones, en lugar de alienarlos con un amontonamiento de textos y de técnicas que los hace desconocer la realidad”.
 
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
UNIDAD DE COMUNICACIÓN
 

Eusebia, la niña quechua que salvó su escuela

Niños de la comunidad Macha Cruz K’asa (Potosí) caminan hasta 5 horas para ir a estudiar
 En la imagen principal (centro), Eusebia rodeada de sus ocho compañeros.

La Razón (Edición Impresa) / Aleja Cuevas / La Paz
00:01 / 02 de agosto de 2015
Con los cuadernos y algo de comida en un aguayo, Eusebia Aguilar, una niña de nueve años, camina tres horas a diario para llegar a su escuela, ubicada en la comunidad de Macha Cruz K’asa, en Torotoro (Potosí). Su afán para el estudio sirvió de ejemplo y evitó el cierre de la única aula.
Hace cinco meses, Eusebia era la única alumna inscrita en la escuela de “Macha” y para no sentirse sola llevaba a su primo Róger, de cuatro años, como oyente. Ambos niños hablan quechua y están en proceso de aprendizaje del castellano. La pequeña está al cuidado de sus abuelos porque sus padres migraron al Chapare (Cochabamba).
En febrero, el consejo del núcleo educativo decidió cerrar la escuela bajo el argumento de que “no tenía alumnos y casi ningún profesor se atrevía a trabajar en el lugar, por estar tan alejado”. La población más cercana a la unidad queda a tres horas de caminata, no ingresan vehículos. El poblado central de Torotoro está a siete horas (caminando) del establecimiento.
Entonces, Edmundo Jachacata, un dirigente anciano de la comunidad, protestó y se opuso al cierre justificando que Eusebia estaba ahí. Su posición ganó dos aliados: Eduardo Ticona, un joven maestro, y Emilio Aduviri, el subalcalde del distrito.
El maestro, apoyado por las autoridades y motivado por la actitud de Eusebia, recorrió casa por casa para convencer a los comunarios de enviar a sus hijos a clases. El arduo trabajo dio frutos, actualmente la escuela tiene nueve niños que defienden la educación en Macha Cruz K’asa. El cierre de la unidad fue suspendido y se implementó un aula multigrado porque los niños oscilan entre cuatro y 12 años.
Cursos. Hasta 2014, una normativa establecía el cierre de toda escuela con menos de diez alumnos, pero el Ministerio de Educación emitió la Resolución Ministerial 015/2014 con la que se flexibiliza el mínimo de estudiantes para escuelas en fronteras o alejadas, como la de Eusebia.
El profesor Ticona está ahora a cargo del grupo, que pasa clases en quechua, principalmente, y en castellano. Los niños entienden éste último idioma aún con dificultad. “Lo bonito es que aunque vivan lejos siempre llegan puntuales, pero lo más triste es que estos niños tienen que caminar tres, cuatro o cinco horas más que yo”.
Comunarios relataron que en los parajes por los que andan los niños para llegar a la escuela hay pumas, víboras de cascabel y gatos de monte. Por eso ellos entran a las 10.00 y se van a las 16.00, de lunes a viernes, para estar en sus casas antes de que anochezca.
Luego de que los niños dejan la escuela, donde no hay señal de radio ni celular, Ticona se queda en la total soledad y para contrarrestarla acostumbra subir a un cerro para escuchar su radio. “Vengo de un pueblo pobre, me eduqué en una escuela como ésta, ya estoy acostumbrado. Ya me encariñé con los niños y no puedo dejarlos”.
Cada 15 días, el profesor camina hasta Torotoro para trasladar el alimento escolar: aceite, harina, arroz, fideo, leche en polvo y azúcar. Él recibe la ayuda del alcalde escolar y “el junta escolar”, que son dos personas elegidas por la comunidad para apoyar las labores educativas.
Ticona, además de enseñar, es quien prepara la merienda escolar para sus alumnos. Él contó que aprendió a cocinar con la ayuda de los niños, quienes casi siempre agregan sus propios alimentos: tostados, mote y huevo duro.
La historia de la niña quechua, sus compañeros y el maestro Ticona fue recogida por el Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativas (Cebiae), que visitó Torotoro y otros municipios rurales alejados para reunir testimonios en documentales relacionados con educación y género.
“Eusebia es muy tímida a la hora de hablar, se limitaba a contestarnos con un sí, un no, o sonreírnos”, señaló Arturo Choque, coordinador del Cebiae. El fotógrafo Gigie Sartorí, quien formó parte del equipo del Cebiae, detalló que la escuela es de adobe y piso de tierra. Tiene dos pizarras, seis pupitres, además de ventanas y puertas desencajadas por el sol y la lluvia.
El dirigente de la Confederación de Maestros Rurales, Efraín Ajllahuanca, resaltó que ser educador rural demanda sacrificios, pues muchas veces el trabajo va más allá de la enseñanza, además de la dificultad de los traslados.
Recordó que hay compromisos por parte del Ministerio de Educación de mejorar las condiciones para profesores rurales y crear internados con centros tecnológicos para alumnos de estas escuelas, “pero no hay nada”. El viceministro de Educación Regular, Juan José Quiroz, dijo que solicitará informe de la situación de estas unidades a las direcciones departamentales.

fuente: La razon

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